jueves, 3 de diciembre de 2009

El caso de la frontera que cambiaba



En 1921 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos tuvo un problema fronterizo entre Texas y Oklahoma. Habían encontrado petróleo y los dos estados decían que estaba en su territorio. La frontera entre ambos se acordó en 1819 y no era otra que el Red River. El problema era que el río había cambiado de cauce y cien años después tenían que averiguar el trayecto original.

Como es de suponer, a lo largo de casi tres años fueron llamados historiadores, geógrafos, abogados, etc. Sin embrago, desde la Universidad de Chicago llegó un científico que creía saber exactamente donde había estado el cauce del Red River. Lo mas curioso era que estaba especializado en una rama de la biología de reciente aparición y que la sociedad no empezaría

a conocer hasta bien entrados los años sesenta: la ecología. Henry Chandler Cowies había dedicado sus investigaciones a comprender cómo las comunidades vegetales van cambiando a lo largo del tiempo en relación a las características físicas del medio en el que se encuentran. Este pionero de la ecología, había comprendido cóm

o las plantas llegan a nuevos territorios y en conjunción con el medio físico crean las condiciones para que otras plantas puedan florecer en el y, posteriormente, llegan a se sustituidas. A partir de sus conocimientos sobre ecología, era capaz de saber que tipo de plantas se encontrarían en una zona por la que anteriormente pasó el cauce de un río.

Este es un magnifico ejemplo de como la ciencia en general, y la ecología en particular, nos puede ayudar a resolver los problemas que encontramos al enfrentarnos a una naturaleza en continuo cambio. Y también un caso típico del uso que hacemos de la tecnología: la frontera definitiva fue fijada con unas estacas de madera, teniendo repetirse lo mismo en el año 2000, cuando Texas y Oklahoma llegaron por su cuenta a un acuerdo definitivo.

Via: http://www.cuantaciencia.com/ciencia/frontera-ecologia